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29 abril 2020

Nina Bries

Asesora legal voluntaria

 

¿La trata de personas? Antes del inicio de mi mandato, este término solo me evocaba una definición recogida en un Protocolo internacional, una grave violación de los derechos humanos que a veces ocupaba los titulares de los periódicos, cifras alarmantes vinculadas al crimen organizado, etc. En Guatemala, descubrí otra realidad: la trata de personas es una experiencia diaria.

 

Con la definición internacional y nacional de crimen en mente, pasear por las calles de la Ciudad de Guatemala ha tomado una nueva dimensión: los niños que lustran zapatos en la calle o venden dulces todo el día, las jóvenes que de la mañana a la noche hacen tortillas de maíz y duermen en el piso por unos quetzales… muchas víctimas potenciales de trata de personas expuestas a simple vista y sin embargo pasan desapercibidas debido a la normalización y desconocimiento que rodea al fenómeno.

 

La trata de personas, un rostro y un nombre

 

Después de mis primeros contactos con niñas y adolescentes dentro de mi organización socia, El Refugio de la Niñez, la trata de personas dejó de ser un mero concepto jurídico. Se dotó de un rostro, adoptó un nombre, se convirtió en una historia de vida con un destino roto.

 

Recuerdo especialmente la de una niña de 12 años cuya madre ofrecía diariamente como objeto sexual a varios hombres a cambio de unos quetzales. Esta historia está lejos de ser un caso aislado e ilustra una faceta de la trata de personas muy arraigada en Guatemala, la que se denomina trata intrafamiliar, es decir, trata de personas orquestada dentro de la propia familia, sin conexión alguna con el crimen organizado.

 

 

Yo con la abogada Gabriela Mena Pineda dando una capacitación en derechos humanos a víctimas de trata de personas.

 

A pesar de la oscuridad de este cuadro, nunca dejo de maravillarme por la valentía de estas jóvenes víctimas, su fuerza de voluntad y su deseo de seguir adelante. Ante este ímpetu de vida, no puedo dejar de desear que sus voces sean escuchadas por las autoridades del país, que puedan ser protegidas y que se beneficien de un marco normativo que les brinde una posibilidad real de reconstruirse.

 

A través de su proyecto “Triángulo Norte” Abogados Sin Fronteras Canadá trabaja precisamente para luchar contra este crimen muchas veces oculto y silencioso con el fin de garantizar los derechos de las víctimas mejorando las capacidades de investigación, persecución, represión y reparación de los actores clave de la justicia guatemalteca.

 

Sobre la autora

 

Nina Bries es asesora legal voluntaria dentro del proyecto” Fortalecimiento de capacidades para la represión penal de los delitos transfronterizos cometidos contra mujeres, niñas y otras personas en situación de vulnerabilidad en el Triángulo Norte de Centroamérica” (TN2). El proyecto se lleva a cabo con el apoyo financiero del gobierno canadiense a través de Asuntos Globales Canadá.