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25 noviembre 2022

María del Mar Reyes

Asesora jurídica voluntaria en El Salvador

 

En el marco del proyecto Unid@s en El Salvador, ASFC trabaja con organizaciones socias y bufetes de abogados con la finalidad de que las víctimas de violencias basadas en género mejoren su acceso a la justicia. Las personas LGBTIQ+, y en especial las mujeres trans, son particularmente vulnerables frente a la violencia de género. Por eso, la capacitación para luchar contra este tipo de violencia es de gran importancia.

 

A lo largo de los años he tenido un deseo muy grande de trabajar con personas de la población LGBTIQ+. Identificar los desafíos que afrontan en el papel es diferente de lo que se puede aprender a partir de escuchar de su voz, conocer sus distintas realidades, dificultades y las barreras de acceso que tienen en diferentes ámbitos.

 

Al llegar a El Salvador, conocía en teoría la realidad de las personas LGBTIQ+ en el país, pero el primer desafío que encontré al realizar diferentes capacitaciones son los estereotipos que cargamos con nosotros sobre esta ellas. Podemos cometer el error de pensar que deben ser, verse y expresarse de cierta forma. A veces, podemos asumir la identidad de género de quienes están en un lugar solo por su expresión o características físicas. Entonces, en mi primera capacitación, encontré no solo personas con una diversidad amplia de identidades, orientaciones sexuales y expresiones de género, sino también una gran variedad de edades, diferentes contextos educativos, económicos, sociales, culturales y con diferentes opiniones de las temáticas que abordamos.

 

Otro de los desafíos que encontré al conversar con ellas, es como lograr que la información sobre Derechos Humanos que quería presentarles les generara un interés y encontraran utilidad en recibirla y aplicarla en sus diferentes contextos. Para ello, utilizar ejemplos sobre cómo pueden materializarse los DDHH en su vida cotidiana fue la clave para generar un espacio de debate alrededor de los aprendizajes. Asimismo, fue de vital importancia poder unir la lucha alrededor de los DDHH, el enfoque de género y el enfoque interseccional, con el ejercicio de vocería que muchas ya desempeñaban.

 

 

Las barreras o “posibilidades” culturales

 

El programa de cooperación voluntaria hace parte del ADN de ASFC y busca, además de llevar un apoyo técnico a las diferentes organizaciones socias en terreno, generar una experiencia internacional de intercambio, tanto para quienes somos partes del programa como cooperantes, como para las personas con las que interactuamos en nuestras diferentes labores.

 

Esta experiencia de conocer otros contextos y realidades no solo ha sido sumamente especial para mí, sino también para las personas que capacité. Encontré que para ellos y ellas hablar con alguien que vive una realidad tan diferente a la suya, generaba un gran interés. Sentí que mi nacionalidad más que una barrera cultural para relacionarme con ellas fue una puerta que me permitió despertar su interés y ganas de aprender sobre la información que quería que se llevaran consigo.

 

No solo sentí que el contenido de las capacitaciones era valioso, si no que el poder presentar algunos ejemplos tanto de buenas prácticas de mi país y también retos en materia jurídica, integrándolos y buscando puntos en común con la realidad de El Salvador, permitió generar muchas conversaciones acerca de cómo el país puede mejorar el ámbito jurídico de protección de los DDHH de las personas LGBTIQ+.

 

Los aprendizajes obtenidos

 

Por último, una de las experiencias que me impactó más en mi trabajo como cooperante fue una conversación que tuve con una de las personas que recibió mi capacitación. Una mujer trans se me acercó y depositó su confianza en mi contándome como había sufrido un episodio de violencia y como sentía que la información que aprendió ese día era muy útil para poder defender sus derechos. También consideró importante contarme que hace poco había viajado a mi país, en donde sintió que respetaron su identidad auto percibida y quería compartírmelo, porque consideraba que conocer estas experiencias de otros países la había enriquecido y creía que podía aplicar lo que había aprendido de su viaje a Colombia en El Salvador.

 

Esta experiencia como cooperante voluntaria en El Salvador ha sido sumamente enriquecedora, desde lo personal hasta lo profesional considero que trabajar con población LGBTIQ+, especialmente con mujeres trans, me ha enseñado grandes lecciones y me ha hecho cuestionar preconcepciones y estereotipos que como sociedad no hemos abandonado. A partir de una labor de deconstrucción diaria esta experiencia me ha ayudado a poder integrar a mi trabajo en ASFC una mirada cada vez más inclusiva y respetuosa de los DDHH.